Páginas

jueves, 12 de junio de 2014

Reflexiones de Isa VII: Eventos y su fauna 2: La curva de fabulosidad.



Buenos días, seres de polvo de estrellas.

Los eventos son muchos, de variadas formas y diversos núcleos y con muchos tipos distintos de focos de atención. Están los “mangafest” los “Salones del manga” Las “Japan weekend” las  “expotakus”, “animacomic”,”Ficzones” y muchos más ¿Queda claro, no? De aquello que te guste, seguro que se hace algún evento en algún momento. Sin embargo, por mi experiencia, todos tienen algo en común, algo que los acerca bastante al ciclo vital de un ser vivo (nacer, crecer, reproducirse y morir) aquello a lo que yo llamo “Curva de fabulosidad” Que viene a representar la escala de “cuanto merece un evento la pena” con el paso del tiempo.

¿Qué hace que un evento merezca la pena, que merezca gastarse el dinero asistiendo a él? Muchas cosas y factores diferentes, pero sobre todo, lo que más cuenta, es el sabor de boca que deja en la gente, lo bien que el público que asiste se lo pase, para lo cual, por cierto, necesitas que asista gente (sé que parece obvio, pero es más complicado de lo que parece).

¿Cuáles suelen ser las fases por las que pasa un evento? Pues son bastante similares a las de un ser vivo, y recordad que esto es una aproximación, como digo:

-De primera edición a tercera edición: Un evento prácticamente nuevo. Crear un evento no suele ser fácil, hacen falta muchos permisos, muchos responsables, tiempo y dinero. Normalmente se cuenta con la participación de alguien que tenga experiencia en los eventos para que tome el timón, pero por mucho que cuentes con el más crack del mundillo, esto va a ser difícil de narices ¿Por qué? Para empezar por que un evento nuevo no lo conoce ni el tato, y la publicidad cuesta dinero, además los patrocinadores desconfiarán de un evento nuevo y costará sacarles pasta. Las primeras ediciones de la mayoría de eventos no pretenden abarcar mucho, ni expandirse fuera de la propia ciudad que las celebra (de nuevo, porque esto costaría dinero) Además, la ausencia de precedentes hace desconfiar a muchos (no solo asistentes, también patrocinadores). De todas formas, hay que tener cuidado con esto, porque si por cualquier motivo, el lugar acordado para el evento tiene un aforo limitado, pero la repercusión mediática es alta y asiste mucha gente, se puede liar parda y condenar al evento el mismo año de su primera aparición. Lo cierto es que es mejor ir poco a poco, ganarse lentamente la confianza de los asistentes a medida que el boca a boca corre a favor del evento y que el aforo del evento aumenta también. Nadie dijo que en dos días pudieses ser el fuking master of the universe. Recuerda: Eso cuesta dinero.

-De tercera edición a novena,  decima o incluso décimo quinta: Un evento mejor madurado y con buena aceptación. A estas alturas, los blogueros y el boca a boca han hecho su trabajo, ya hay gente que marca en su calendario el evento y ya hay afianzados unos cuantos patrocinadores que se apuntan al carro y pagan las facturas a cambio de publicidad o de un stand. Es un buen momento para sacar la artillería pesada, las entradas no son muy abusivas y van a la par con la calidad de los eventos que hay dentro del propio macro-evento (conferencias, concursos, actividades, etc…) es la edad dorada de los eventos que han sido llevados correctamente, pero extrañamente, cuesta que sigan así bastante tiempo.

- Décimo quinta a vigésima: El principio del fin. Aquí es cuando a los organizadores se les empieza a ir la pinza, y se dejan cosas importantes en el tintero. Primer problema: Amiguismo, quizás parezca buena idea dejar que tu amigo sea el comunity manager de tu evento, pero lo mismo después de que responda de mala manera a algunos interesados (potenciales asistentes perdidos y mala prensa) ya no te parece tan buena idea, además, el enchufismo nunca agradó a nadie en ningún ámbito, quizás te salga barato a corto plazo, pero a largo plazo es sembrar la semilla que destruirá el evento. Segundo problema: Alturas. Muchas veces los organizadores creen llevar tan bien su evento y estar haciéndolo tan bien, que se olvidan de que lo que importa es que la gente salga contenta, empiezan a tomar medidas desafortunadas y se niegan a escuchar las sugerencias, reclamaciones, y suplicas de los asistentes, aquella gente que hace posible que siga habiendo ediciones del evento. Tercer problema: guante blanco. Piensan que como el evento tiene éxito y repercusión, tienen derecho a cobrar por ello, y en más de una ocasión se olvidan que el precio de la entrada debe equipararse al contenido de evento, no a su tamaño, si además añadimos la mala decisión de traer a algún invitado que cueste un pastizal, sin pensar que no todo el mundo querrá pagar por asistir enganchado por él, empezaremos a tener una mala combinación de circunstancias, obviamente, como el evento crece cada año, cada año se necesitan más responsables y cada año se necesitan tomar más decisiones, por lo que hasta cierto punto son comprensibles los errores, ya que cada vez hay más cosas que pueden salir mal. Sin embargo como digo, esto no es más que el principio del fin, pese a que ya hay personas quejándose de algunas malas gestiones en las redes, todavía hay un gran grueso de gente que asiste al evento relativamente contenta (obviando al elevado precio de la entrada que parece no equipararse al contenido del evento) Por otro lado, los probables roces y tensiones entre el grupo organizativo hacen que algunos miembros originales del elenco de promotores se separen, por culpa de desacuerdos en algún punto irrelevante de la organización, no abandonan el mundo de los eventos, abandonan ese proyecto concreto, pero no os preocupéis, volveremos a saber de ellos.

- Vigésimo primera edición hasta trigésima: Me estoy jugando el cuello y haciendo de pitonisa, porque ni siquiera soy lo bastante antigua en este mundo como para haber asistido a un mismo evento tantas ediciones, pero seamos sinceros, he visto muy pocos eventos llegar hasta tal edad y seguramente a ti no se te ocurren muchos. Al final, los precios abusivos, la mala gestión de la organización, el descontento general y otros factores han matado al evento, se cancelarán algunas ediciones poniendo cualquier excusa que no engañará a nadie, y aquellas que si se celebren, darán pena, la gente dejará de acudir, hasta que paulatinamente el proyecto de evento deje de presentarse cada año en el ayuntamiento de la ciudad que ha estado acogiéndolo todo este tiempo. Aún habrá a quien le dé pena, habrá nostálgicos que recordarán “aquellos buenos años” cuando merecía la pena quedarse en un hotel de la ciudad del evento y pasarse las noches terminando el cosplay para lucirlo como si de la gala de los oscars se tratase. Pero a menudo cuando se cierra una puerta, la corriente abre otra. En otro plan de proyecto, quizás de otra ciudad, quizás con otro núcleo focal como principal escusa del evento, se presentaran alguno de los principales organizadores del antiguo y muerto evento, ahora que ya no tienen ese tiempo ocupado cuidando de su especial y extraña criatura, quizás vuelvan a juntarse un extracto de aquellos que hace años visualizaron un proyecto de evento que iba a molar cantidad, y, como hay costumbres que cuesta olvidar, el ciclo se reanudará de nuevo.

Como conclusión: Nacer, crecer, reproducirse y morir, siempre he creído que los seres humanos tratamos de imitar a la naturaleza en cuanto podemos, y creo que esto es una prueba más de ello. Estoy segura de que en más de un caso, mi pre visualización de la vida, gloria y muerte de un evento está más que errada (sundance, el festival de películas independientes, ya tiene bastante más edad que yo). A veces, en lugar de morir el evento, sencillamente se cambia la plantilla organizativa, y las ideas frescas y las ganas de impresionar a la audiencia de nuevo rejuvenecen el evento siendo capaces de devolverlo a la edad dorada de la que nunca debió salir. Os deseo suerte eligiendo un evento que colocar en vuestros corazones, y ojalá que este os dé años de recuerdos memorables, algún día, los necesitareis, ya que después de todo, vuestra edad dorada, también pasará algún día.

Un saludo, Isa.

Reflexiones de Isa: Eventos y su fauna I



Buenos días, seres de polvo de estrellas.

Me presento como Isa, y seguramente al oír mi nombre no os han saltado las alarmas por estar ante uno de los iconos del mundo del cosplay ni de los eventos en general, tampoco os sonará haberlo visto en la lista de presentación del blog como uno de los nombres o nicks de los integrantes del grupal ¿Quién soy yo, pues?

Yo soy esa sombra que ronda cerca del grupo, soy la que nunca sale en las fotos, soy la que mantiene localizados a los integrantes cuando se separan porque ninguno lleva encima el móvil (por que los tengo yo todos) soy la que siempre tiene el rabillo del ojo puesto en ese sospechoso hombre que no sabes si está indeciso en pedir una foto o  es que quiere sacarle una foto de extranjis a tu cosplayer, soy la que sirve de bastón cuando un integrante del grupal tiene los pies hechos mierda porque por algún motivo ajeno, su cosplay se calza unos tacones que ríete tú de la torre Eiffel. Pertenezco a esa raza olvidada que vive en simbiosis con los cosplayer. Yo, soy la mula de carga.

Si leyendo lo de arriba te has sentido identificado con algún punto, eres de los míos, hermano. Si no tienes idea de lo que hablo, relájate y ven conmigo a una (poco) épica aventura dentro del submundo, fauna y entorno de los eventos cosplay.

También llamado chico/a de las mochilas, la mula de carga es esa/e amiga/o a quien por circunstancias el cosplayer ha seleccionado para una importante tarea. Detengámonos un momento a pensar. ¿Alguna vez cuando estabas en un salón has ido a pedirle una foto a ese cosplay tan molón que te gustó tanto y lo has visto cargando con su mochila o su bolsa con sus compras o sus figuras? ¿No? ¿Sí? si es así, haz memoria, la mochila, la bolsa, las figuritas, e incluso las gafas del coslpayer, no aparecen en la foto ¿Dónde se metieron? Para un cosplayer, salir en una foto “sin estar metido en su personaje” es deshonroso, y la mochila y las gafas no forman parte de plan, pero siguen siendo humanos que necesitan comer, beber, pasar por el cuarto de baño, llevar gafas para ver, etc. Es aquí cuando el chico/a de las mochilas presta sus servicios.

Uno pensaría que basta con tirar de la típica consigna que hay siempre en estos eventos para dejar las cosas y despreocuparse, pero no. Todo buen ayudante de cosplayer sabe que no solo es una persona disfrazada de algún personaje, hay millones de variables… y millones de cosas que pueden salir mal, por lo tanto el cosplayer siempre lleva como mínimo una mochila a la que debe poder tener acceso en todo momento, pertrechada con lo necesario para hacer un arreglo al cosplay en caso de apuro, puede que otro par de zapatos (siempre teniendo en cuenta que pegue con el resto del traje) un ejército de imperdibles, hilo y aguja (y rezar para no tener que usarlos) comida traída desde casa/hotel, además de los útiles comunes, como el móvil, la cartera, pañuelos, una cámara, sea de fotos o de video, maquillaje (este último no por coquetería, si no para retocar el maquillaje del cosplay) un peine para la peluca en caso de que lleve, ya que todo cosplayer sabe que las pelucas son seres demoníacos que tratan de escapar de su prisión soltando pelo y moviéndose a voluntad, cosa que las enreda mucho, y un largo etc.

Esta “mochila de supervivencia” es crucial para el cosplayer, podría decirse que su vida casi depende de ella, ya que la vida del cosplayer está ligada a su traje, y la mochila de supervivencia cuenta con lo necesario para mantener el traje en estado óptimo. Sin embargo al mismo tiempo, raro es el personaje de cosplay que lleva una mochila al hombro, y que atiende al móvil con continuidad. Así que estamos ante una paradoja del universo: El cosplayer necesita llevar la mochila, pero al mismo tiempo sería desastroso estropear su traje llevando un complemento tan cantoso. 

Por lo tanto, la función principal de la mula de carga es transportar la mochila de supervivencia y mantenerla siempre cerca de su cosplayer, mantener vigilado el móvil en lugar de su propietario original por si le llaman diciendo que el concurso se ha adelantado o cosas así, y procurar que no le roben, pero llegado el momento, es más que eso, las responsabilidades de la mula de carga no han hecho más que empezar.

Existen distintos tipos de cosplay, casi tantos como personajes en el mundo del anime y el manga, o mejor dicho, TANTOS como en este mundo, e incluso más, ya que casi cualquier personaje es cosplayeable, desde pokemon, hasta seres de libros, el cómo depende de tu imaginación y recursos, pero de que es posible, de eso puedes estar seguro, y por lo tanto, existen también muchos tipos de mula de carga, ya que estas deben aprender a adaptarse a su cosplayer.

Está  por ejemplo la mula de carga “lazarillo” normalmente fácil de encontrar cerca de un cosplayer  cuyo traje le ha obligado a tener una vista reducida, lo identificaras rápido porque cada vez que le piden una foto al cosplayer, este chico/a de las mochilas debe señalarle hacia donde debe posar con el traje para mirar a cámara (o también porque lo veras caminando agarrado a él como si de su misma vida se tratase) En este caso, el lazarillo tiene un trabajo tedioso, pero a la larga más sencillo, porque al depender tanto de él su cosplayer no se alejará mucho, y por lo tanto será mucho más fácil mantenerlo protegido de los peligros que entraña un evento.

Y es que los cosplayer son seres vulnerables y frágiles, si su traje representa un personaje inocente, o con un traje complicado, le será difícil defenderse, ya que cualquier cosa que “no le pegue al personaje” o que haga correr algún riesgo al valioso traje, será totalmente inadmisible (y recordad que la vida del cosplayer está ligada al personaje y al traje mientras lleve este puesto). Lo que da lugar a otro tipo de mula de carga, el “matamoscas” Porque un traje sexi (sea tu cosplayer tío o tía) suena genial en un principio, pensaras “genial, podrá moverse por sí mismo sin tantos pliegues de tela y costuras complejas, y si no lleva zapatos dañinos incluso podremos dar varias vueltas por el sitio” y estarás equivocado, porque a la hora de la verdad descubriréis que hay ciertos movimientos que no se pueden hacer sin dejar “demasiado” al descubierto, y porque descubrirás también que a tu cosplayer lo acosan sin parar cientos de personas queriendo hacerse fotos (incluso sin saber siquiera que personaje representa) tan solo por lo currado o escaso de ropa que es, y entre esta horda de repentinos fans y flashes que os obligaran a avanzar bastante más lento de lo que desearías están “los moscardones” esos seres carroñeros que forman parte de la fauna de los eventos cuya única función es asistir pensando en pillar cacho. Los identificaras por que se acercan demasiado al hacerse la foto, tocaran donde no deben para la pose, y se quedarán hablando con tu cosplayer preguntándoles cosas que no son de su incumbencia, como si juegan a cierto juego, si quieren agregarlo a alguna red social o incluso si tiene novio/a. Tu cosplayer se verá abrumado por el acosador mientras ve de reojo todas esas fotos que no se está haciendo por hacer esperar a la gente o mientras ve los flashes de personas que no esperan a que adopte una posición estudiada para hacer la foto, los llamados “ansiosos”. Y dado que el triunfo de un cosplay se mide en un delicado baremo de “popularidad del personaje” cuanto más, mejor “número de personas con el mismo personaje que tú” cuanto menos, mejor y “número de fotos al final de la jornada”  es tu misión como fiel mula de carga librar cuanto antes a tu cosplayer de todos los moscardones que puedan surgir en su camino.

El trabajo de chico/a de las mochilas es por lo tanto imprescindible según de qué cosplay estemos hablando.
¿Cuáles son las cualidades de una buena mula de carga y cuáles son las cosas que debo tener en cuenta si sé que próximamente seré portador del sagrado estandarte de las mulas de carga? Después de una larga experiencia, yo puedo darte algunos consejos (Joven padawan).

-Primero e imprescindible: Santa paciencia. Ser mula de carga es paradójicamente una fantástica forma de cultivar una de las virtudes humanas más escasas. Tendrás que soportar estoicamente el que detengan a tu cosplayer continuamente para sacarle fotos, hacerle preguntas, o simplemente pedirle abrazos y alabarle por su estupendo trabajo, y da igual que estuvieseis en medio de una conversación, comiendo o incluso dirigiéndoos al baño con urgencia. Un buen cosplayer jamás es descortés con un fan y es tu deber procurar que así sea.

- Segundo y también crucial: Una espalda fuerte. La mochila de supervivencia que tan necesaria es para tu cosplayer es tu sello de confianza, si algo le ocurre tu serás el responsable y serás una deshonra para el resto de tus hermanos, fíate poco de dejarla en cualquier sitio, el lugar más seguro donde puede estar, es a tu espalda, y si como me ocurre a mí tus cosplayers son muy activos, vas a pararte poco a descansar.

- Vejiga de hierro. Si tu cosplayer es activo, actúa en un concurso, o simplemente ha cumplido con su cometido y lleva un cosplay  fantástico, hazme caso que tendrás poco tiempo para parar y darte un respiro, y menos aún para ir al baño solo/a. Tendrás que esperar hasta que tu cosplayer también tenga ganas de ir e iniciar los dos el camino hasta los lavabos, que será más complicado de lo que parece.

- Viene bien tener una presencia atemorizante o una mirada asesina, esto te ayudará a espantar a “los moscardones” y también al elenco de pesados que puedes encontrar en los eventos. Recuerda esa regla: los cosplayers nunca son descorteses con un posible fan, así que por muy pesado que sea su asaltante, jamás se lo dirá, ni le dará largas de forma directa, esa tarea te corresponde a ti, puedes simplemente tirar de tu cosplayer y sacarlo de esa situación (literalmente) o cortar de raíz la conversación y decir que tenéis que ir a X sitio.

- Lleva espacio de sobra. Pertréchate con todos los huecos posibles para guardar lo máximo posible, procura que Doraemon te mire con envidia. Empezaras por tener que llevar tu móvil y el de tu cosplayer a mano, si os ponéis a mirar tiendas acabaras por tener también a mano las carteras, para no tener que estar sacándolas y metiéndolas a cada rato y si os encontráis con otros cosplayers, hacéis piña y da la casualidad de que hay algún huérfano (Cosplayer que no se ha facilitado su propio chico/a de las mochilas) empezaran con el típico “¿me guardas el móvil también a mí? Por favor” y acabaras adoptándolo, porque ese es tu deber y lo sabes. Cuantos más cosplayers estén a tu cargo, más espacio debes llevar.
-Siempre alerta. Nunca sabes cuándo va a aparecer aquel otro cosplayer del grupal que os dijo “allí nos vemos y tiramos para el escenario” ni cuándo saldrá de la nada el sub-ser de “regalo abrazos” (creo que estos seres son la forma terrenal que adopta la tristeza cuando se amalgama la suficiente en un espacio con mucha gente) pero tu cosplayer tiene cosas más importantes que hacer. No te conviertas en un ninja, conviértete en el tipo que ve al ninja a medio kilómetro de distancia, se capaz de oler el peligro como si de calcetines sudados se tratara. Además no sabes en que momento te darás la vuelta un segundo y al volver  a mirar tu cosplayer habrá desaparecido, si pierdes de vista a tu cosplayer, estas en un lio, recuerda que probablemente su móvil lo tienes tú, así que más te vale tener buena vista.

- Conoce bien a tu cosplayer. Saber calcular cuánta agua puede beber antes de sentir la llamada de la naturaleza, conocer sus gustos románticos para saber cuándo se trata de un pesado/a o de un posible ligue, tener cronometrado cuanto tiempo aguanta con según que zapatos antes de necesitar sentarse. Todas estas cosas harán tu trabajo más fácil. En mi caso suelo estar principalmente a cargo de dos cosplayers, no diré sus nombres por privacidad, pero probablemente ellas se reconozcan. La primera es una gran cosplayer, que posee muchas de las virtudes que todo buen cosplayer debe tener… salvo por que tiene la vejiga floja y porque teme comer antes de una actuación no vaya a ser que eche las papas en pleno escenario (y peor aún, manche su traje) en ese caso particular, como ella controla con puño de hierro la cantidad de agua que bebe para no tener que estar continuamente yendo al baño, mi trabajo suele consistir en recordarle que aún tiene las necesidades fisiológicas propias de un ser humano corriente (por mucho que ella diga que no). En el caso de mi otra cosplayer, igualmente tiene talento para el cosplay, pero tolera poco los tacones, por lo tanto, cargar con otro par de zapatos más cómodos o tener localizada una zona de descanso libre son esenciales (y si eso no funciona, también puedo cogerla en brazos, eso también vale). Descubre que cosplayer tienes a tu cargo y adáptate a él.

-Discreción y pulso firme. No olvides que el que lleva el traje currado es él, colócate siempre fuera de la foto, y se consciente de que si tu cosplayer quiere sacarse una foto, te va a tocar a ti hacerla, aprende a manejar su cámara de fotos… Solo por si acaso.

- Mantén a tu cosplayer con vida. A priori, admito que esto, tengas solo a uno o a varios cosplayers a tu cargo, parece obvio, pero es probablemente la más difícil de las tareas naturales que se te han confiado. Ninguna mula de carga o chico de las mochilas está completo si no se le pudiese convalidar medio título de psicología. En ocasiones  he llegado a ver ataques de ansiedad,  miedo escénico, taquicardias, hiperventilación, leves (o no tan leves) mareos, y a veces incluso todo simultáneamente en la misma persona. Muchas cosas pueden ser un duro golpe para tu cosplayer, desde un mal roto o descosido en ese traje que le chupó la vida durante meses, hasta una actuación que no ha salido como se esperaba. Prepárate para ser un paño de lágrimas, y procura mantener una actitud positiva, o incluso saber dar una clave de humor a todo, en tiempos de oscuridad, puedes ser el faro que más de uno necesita. Pero no solo a psicología se limitará tu trabajo. Los requisitos de fotos, videos, concursos y un largo etc mantendrán a tus cosplayers ocupados, a veces incluso hasta el punto de que les tengas que recordar que deben comer (me ha pasado) hasta el punto de tener que correr a una fuente a por agua porque temes que, de la calor que hace, la peluca de tu cosplayer empiece a derretirle el cerebro si no bebe algo (recuerda que las pelucas las carga el diablo) y a sabiendas de que el/la no puede ir por sí mismo porque por fin le han dado el turno para esa sesión de fotos que ansiaba desde antes de llegar al evento. Llegar al punto en el que tengas que tirar de tu cosplayer para sacarlo de esa conversación interminable con ese bloguero que quiere escribir un artículo por que hace menos de cinco minutos te ha dicho “me estoy meando a un nivel que ni te imaginas”. Buscar asiento desesperadamente a sabiendas de que el suelo no es buen lugar para el traje de tu cosplayer, pero que al mismo tiempo esos zapatos acabaran pronto con sus pies si no descansa, y sabes que no descansará, por que aceptará toda foto que le pidan, pero que tú lo intentaras igual.

Como conclusión, solo te diré lo siguiente: Espero haberte hecho reír en algún punto de esta parrafada, ese era mi objetivo y  si acabas siendo el chico/a de las mochilas  de tu amigo sin beberlo ni comerlo porque él va cosplayeado, acéptalo como un honor, porque aunque este articulo está escrito en clave de humor y todo cuanto digo es probablemente una exageración de la realidad, lo que si es cierto como la vida misma es que la confianza que, como chica de las maletas, mis amigos han llegado a depositar en mí ha sido una muestra extraña pero amplia de lo mucho que me aprecian como amiga, y los regalos en agradecimiento que he llegado a recibir tan solo por ir detrás de ellos siguiéndolos con la mochila atestiguan para mí el sagrado tesoro que es una buena amistad. 

Diviértete haciendo lo que haces solo por amor a tus amigos, y si la experiencia te resulta demasiado traumática, siempre puedes reprochárselo a tu cosplayer para que después te invite a pizza u algo.

Un saludo, Isa.